Pixar lo hizo de nuevo, y esta vez con lágrimas incluidas
Ah, las emociones. Esa montaña rusa que nos acompaña todos los días y que, como adultos, nos gusta fingir que tenemos bajo control. Pixar, que parece tener un doctorado en "te toco el corazón y te dejo reflexionando por tres días", nos regaló en Intensamente una película que no solo me gustó, sino que me hizo emocionar como si tuviera 10 años otra vez.
Las emociones tienen voz, ¡y vaya voces!
La historia sigue a Riley, una nena de 11 años que atraviesa un cambio enorme en su vida cuando su familia se muda a otra ciudad. Pero la verdadera magia ocurre en su cabeza, donde cinco emociones —Alegría, Tristeza, Miedo, Furia y Desagrado— trabajan en equipo (o lo intentan) para manejar su día a día. Sí, Pixar logró lo imposible: ponerle cara y personalidad a lo que sentimos.
Alegría es una chispa de luz en todo momento, Tristeza tiene una voz suave pero que te perfora el alma, y el resto de las emociones, aunque funcionan como alivio cómico, tienen su momento para brillar. El caos que se desata cuando Alegría y Tristeza se pierden dentro de la mente de Riley es una metáfora perfecta del crecimiento y los momentos en que, sin quererlo, nos desbordamos emocionalmente.
Un viaje visual y emocional
El diseño de la mente de Riley es arte puro. Desde el centro de control hasta las islas de la personalidad, todo está pensado con una creatividad que solo Pixar podía lograr. Pero no te dejes engañar por los colores y los chistes: Intensamente tiene la habilidad de golpearte donde duele. El clímax, ese instante donde te das cuenta de la importancia de dejar que la tristeza exista, es como un abrazo y una cachetada al mismo tiempo. Si no lloraste con cierto personaje imaginario al que no pienso nombrar (Bing Bong, te extraño), probablemente estás hecho de piedra.
¿Por qué me llegó tanto?
Porque nos recuerda algo que solemos olvidar: está bien estar triste. Pixar no solo hace una película para chicos; nos habla a los adultos, a los que nos pasamos la vida escondiendo emociones porque “hay que ser fuertes”. Tristeza no es una villana, es necesaria. Aceptar nuestras lágrimas y nuestras pérdidas es parte de crecer. Si eso no es una lección hermosa, no sé qué es.
¿La recomiendo?
Más que recomendarla, te la exijo. Intensamente es una joya que combina humor, inteligencia y emoción pura en una historia sencilla pero poderosa. Vas a reírte, vas a llorar (mucho), y cuando termines, te vas a quedar pensando en cómo funcionan tus propias emociones. No importa si la mirás con tus hijos, con amigos o solo con un paquete de pañuelos a mano: saldrás del otro lado sintiéndote un poquito más humano.
Pixar, te odio y te amo. Gracias por hacerme emocionar como un nene otra vez.

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