La sombra de Isadora Luna
29 de diciembre de 2023
Volví a la Biblioteca de la Casa Rosada con un pesar inusual. Dejar atrás Círculos de protección de las culturas Indio-Europeas de Isadora Luna se sintió como despedirme de una compañera de viaje. Había pasado tantas horas entre esas páginas que casi podía escuchar su voz, guiándome a través de símbolos y significados. Pero era hora de seguir adelante... aunque mi curiosidad seguía insatisfecha.La pregunta me quemaba: ¿quién fue realmente Isadora Luna, y cómo es que su conocimiento terminó encapsulado en una bala hallada en un rincón olvidado de La Pampa?
Decidí indagar más a fondo. Empecé en los registros oficiales, buscando una línea de tiempo. Isadora nació en 1867, hija de una mujer diaguita y un profesor de matemáticas. Mateo Luna, miembro de la aristocracia porteña, era conocido en ciertos círculos como un ocultista de renombre. Fue un matrimonio inusual para la epoca, sobretodo teniendo en cuenta que el profesor tenia sangre de la realeza española en las venas.
A los 16 años, Isadora publicó su primer tratado sobre lenguas aborígenes. Un logro impresionante para alguien tan joven, pero el manuscrito se perdió... como tantos otros tesoros de la historia. Lo que siguió fue una carrera prolífica como escritora y estudiosa de la simbología y el esoterismo. Sus textos combinaban un rigor académico impecable con un misticismo que desafiaba las convenciones de su época. Tengamos en cuenta que soltera pasados los 17 años se consideraba a Isadora una solterona poco deseable en la sociedad.Sin embargo, su rastro en los registros oficiales termina abruptamente en 1890, a la edad de 23 años. Ninguna mención de su muerte, ningún indicio de un escándalo. Simplemente desapareció del ojo público, como si la tierra se la hubiera tragado.No podía dejarlo ahí. Fui más atrás, explorando periódicos y diarios de la época. Una publicación de 1888 la describía con una lírica casi romántica: “Una mujer de mil estrellas en los ojos y con la profundidad del universo en su interior.” ¿Quién escribe así sobre una académica? Tengamos e cuenta que en ese tiempo, Isadora se había convertido en una figura casi mítica, una enigma viviente.
Luego, encontré algo aún más desconcertante. Una nota fechada en 1946, dirigida al General del Ejército Argentino de la epoca. En ella, Isadora Luna, legaba toda su biblioteca personal al Museo Histórico del Ejército Argentino en Ciudadela. Si esta nota era auténtica, Isadora habría tenido casi 80 años al momento de redactarla y llevar desaparecida durante más de medio siglo. Y, sin embargo, no había ningún registro de ella en esos años intermedios.¿Qué hizo durante todo ese tiempo? ¿Dónde había estado? Y lo más inquietante, ¿cómo había logrado un miembro de la realeza española mantenerse oculta durante tanto tiempo, solo para reaparecer brevemente y desaparecer de nuevo?
Hay un patrón aquí, lo sé.
Mi próximo destino es Ciudadela. Si la biblioteca de Isadora sigue allí, entre esos estantes podría encontrar las respuestas que tanto busco. O, al menos, un nuevo misterio que alimentar.




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