Diario de Eugenio Robles 42: El enigma de las condecoraciones

 El enigma de las condecoraciones

27 de febrero de 2024


Hay un extraño magnetismo en los archivos militares, como si cada pergamino, cada papel amarillento, contara historias que el tiempo prefirió sepultar. Hoy me encontré con uno de esos relatos que generan más intriga que otra cosa, una biografía que parece haber sido escrita a medias, entre las sombras: Ignacio Cruz, el hombre que vivió entre las líneas de la historia y al margen del mundo.

Según los registros, Cruz nació en 1860, un hijo sin nombre dejado en las puertas de un orfanato católico. Allí fue moldeado con la rigidez de la fe y la disciplina de los monjes. Las notas de sus superiores lo describen como un joven prometedor, dotado de una serenidad que rozaba lo sobrenatural frente a las manifestaciones demoníacas. Segun sus tutores perfilaba para exorcista de primer nivel.

Sin embargo, su destino tomó un giro inesperado. A los 17 años, renunció a la sotana y se enlistó en las tropas nacionales, justo a tiempo para la Guerra de la Triple Alianza. Fue en las trincheras donde, dicen, descubrió que no solo los espíritus eran capaces de desatar el verdadero horror.

En los años posteriores, Cruz regresó a Buenos Aires, donde conoció a una mujer cuya identidad se ha perdido en los pliegues de la historia. Según fuentes fragmentarias, ella era una estudiosa del ocultismo, quizás una médium. Fue ella quien lo llevó de vuelta al mundo de lo paranormal, pero esta vez desde un ángulo distinto, uno que conjugaba lo espiritual con lo militar.

En 1890, Cruz desapareció del radar público. Sin embargo, cada tanto, su nombre surgía vinculado a eventos clave: la purga del Conclave de Brujos en la Pampa, la defensa del Bosque de Lihué Calel junto a Dama Isadora Luna. Siempre presente en los momentos críticos, pero nunca en los registros oficiales.

Lo más desconcertante fue encontrar su nombre en una gacetilla oficial de 1942. Cruz había sido reconocido, post mortem, como General de 4 estrellas. La lista de sus condecoraciones parecía un mapa de la geopolítica del siglo XX:

  • Medalla al Mérito Militar (Argentina)
  • Cruz de Hierro de Primera Clase (Alemania)
  • Orden de la Victoria (Unión Soviética)
  • Cruz de Guerra (Francia)
  • Cruz Laureada de San Fernando (España)
  • Distinguished Service Order (Reino Unido)

¿Cómo un hombre cuyo rastro desapareció a finales del siglo XIX acumuló tal prestigio militar en países con ideologías y alianzas tan diversas? Las fechas no cuadran, las épocas se solapan. Pero algo queda claro: Cruz tenía un pie en los conflictos más tangibles del mundo.

¿Quién era realmente Ignacio Cruz? Un exorcista, un soldado, un líder silencioso de una organización cuyos ecos persisten en la clandestinidad. Cada paso que dio parece haber tejido un hilo entre lo terrenal y lo esotérico, una línea que susurra verdades que pocos podrían soportar.

Por mi parte, me queda una certeza: la verdad detrás de su historia no está en los archivos oficiales, sino en las memorias de quienes compartieron su lucha. Y es allí donde buscaré, entre aquellos que, como yo, saben que el mundo guarda más secretos de los que estamos dispuestos a admitir.

El reloj marca casi las dos de la mañana. El whisky en mi vaso se ha calentado, pero mi mente sigue fría, calculando los próximos movimientos. Cruz me ha señalado un camino.

Comentarios

Acólitos